Tengo una libreta nueva

Tengo una libreta nueva, es muy bonita, sus tapas son rojas, de tela, con un estampado del mismo color, tiene una goma elástica para sujetar sus tapas, y hasta una cintita índice, también de color rojo.

Me la han regalado, no ha sido un regalo pensado, si no un regalo espontáneo. Y me ha sorprendido.

La tengo que estrenar. Ahora sus hojas están inmaculadamente blancas y limpias. No tenía previsto estrenar una libreta ahora una. Pero al tenerla delante mío, toda bonita y con un color atractivo, me parece que debería aprovechar la ocasión.

Su contenido está por imprimir. Siempre me ha dado cierto reparo estrenar una libreta, dudo si utilizar la primera hoja o mejor dejarla en blanco, que tipo de bolígrafo utilizar y si puede ser, que siempre sea el mismo, no me gusta que se ensucie y ni que hayan tachones, ni desorden en su interior. Así que las primeras líneas que escribo nunca lo hago de una manera relajada, si no con cierta tensión y esmero por miedo a que no salga como se supone que está bien. Incluso, algunas veces he dejado de estrenar alguna por preferir ver la perfección de una libreta nueva y limpia.

Parece ser que quiero que todo esté controlado, en orden y perfecto. Quiero hacer con la libreta lo que algunas veces resulta difícil hacer con la vida?

Inevitablemente en mi libreta, habrá páginas y párrafos que me gustarán más que otros, algunos dignos de releer y otros de olvidar, pero todos ellos para aprender.

Así que mi vida, y mi nueva libreta tienen algunas cosas en común, entre otras, estas dos:

La sorpresa de lo inesperado.

Su contenido está por cumplimentar, como cada día que estrenamos.

Me gusta mi libreta nueva! y deseo que en continente y el contenio estén en natural armonía.